domingo, 3 de enero de 2010

Línea 23











Como siempre, he salido de casa con la ilusión de descubrir aspectos nuevos de los sitios que voy a visitar. Eran las 9:18 de la mañana y ya me había pertrechado de dos naranjas y un bombón tipo Ferrero Roché para írmelos comiendo por el camino, al estilo del pueblo. Debo decir que me produce un placer muy agradable ir pelando las naranjas y comiéndomelas al mismo tiempo que camino. Y eso es lo que he hecho.

Para tomar el bus en el comienzo de línea tenía que trasladarme hasta "Cala Verde" en el Barrio de La Paz y ayer, sábado ya planeé cómo iba a hacerlo: a pie por el tercer cinturón, recordando recorridos que antaño había hecho en bicicleta.
He salido de casa por la puerta de Miguel Asso y me he encaminado hacia el Parque de Oriente. Al pasar por los bloque de Heliópolis he visto una "milaneta" (así les llamábamos en el pueblo) sobrevolando los edificios y me ha recordado aquella ocasión (también en domingo), siendo yo un mozalbete en la que intentaba cazar con mi escopeta de perdigón "grallas" en el castillo de Uncastillo y al ver una milaneta en la torre cuadrada, hice la promesa de confesarme y comulgar si de un disparo cobraba esa pieza. Efectivamente, la mano divina hizo que afinara mi puntería y el pobre bicho cayó abatido para mi asombro y regocijo. Pensándo lo retrospectivamente quiero pedir perdón al gremio de las milanetas ya que ahora veo que aquello fue una salvajada y probablemente por mi culpa se deshizo una familia milanetera. Debo decir también que, agradecido por la ayuda de los cielos, creo recordar que, efectivamente, me confesé y comulgué en la iglesia de San Martín, aunque no puedo asegurar que fuera aquel domingo en el que muy ufano volví a mi casa para mostrarle a mis padres el trofeo cobrado.

He continuado mi andadura pasando por el colegio "Don Bosco" y encaminándome hacia el tercer cinturón. A la altura del puente de Manuel Giménez Abad he podido observar los nuevos campos de fútbol que ha construido el ayuntamiento en Vadorrey, con césped artificial que está siempre verde. He pensado que esta iniciativa del equipo municipal me parece muy apropiada ya que es una fórmula relativamente sencilla de que los jóvenes hagan deporte y se entretengan los días festivos. Cruzando el Ebro he podido observar el importante caudal del río y también he disfrutado de una vista magnífica del río con el Pilar al fondo. En una orilla de la margen izquierda se encontraba un señor pescando o intentando pescar. Esto ha llevado mis pensamientos a mi época de pescador en el pueblo y las "razzias" que hacíamos con los amigos en el río pescando barbos a mano. Pero, dejemos esos pensamientos para otras ocasiones y continuemos con el viaje.
Continuando mi recorrido por la acera derecha del tercer cinturón o Ronda Hispanidad, he pasado por el barrio de Las Fuentes y he observado el muro de protección acústica que, en su momento se construyó para proteger las viviendas cercanas a la vía rodada. He hecho varias fotos que luego voy a integrar en estos comentarios.
Finalmente he llegado al antiguo cauce del canal Imperial a la altura del Barrio de La Paz y también del nuevo tramo construido para proteger al menos un trocito de la obra de Pignatelli del siglo XVIII. Recordemos que el bocal del canal se sitúa en Fontellas (Navarra) y que toma sus aguas del Ebro. Es un lugar en el que ya estuve con Rosa Mary en una de nuestras caminatas por el Ebro.

He llegado al comienzo de la línea 23 en la calle Alhama de Aragón y ya eran las 10:18, por tanto he invertido una hora, caminando para llegar desde mi casa al comienzo de línea.

No puedo dejar de reseñar el cúmulo de pensamientos y emociones que se agolpaban en mi mente al pasar por el sitio donde hace unos años se ubicaba La Quinta Julieta, lugar en el que vivían muchos gitanos que se dedicaban a la "rebusca" de basura y en el que estuve trabajando durante tres años en un equipo de Educación Compensatoria dedicado a integrar los alumnos gitanos en los colegios del barrio. Fue una experiencia intensa de la que aprendí muchas cosas que ahora no vienen al caso. Pues bien, todo eso ha desaparecido y ahora recuerdo que mi amigo Rafael Idoipe hizo una fotos que seguro que guardará y que, desde luego ahora mismo constituyen un documento histórico de las condiciones en las que vivían los gitanos del poblado en aquella época. Estoy hablando de los años 1984, 85 y 86.

Como digo, a las 10:18 he tomado el bus 23. En el comienzo de línea iba yo solo en el autobús. Se trataba de un bus moderno y articulado. Al circular por las callejuelas del barrio he comprendido que sólo con esa articulación se pueden realizar los atrevidos giros y circular con cierta agilidad dada la estrechez de las vías.

Ya había tomado este bus anteriormente (cuando realicé el recorrido de la línea 20) hasta la Plaza de España, pero el resto del itinerario era desconocido para mí.

He ido observando la gente que subía y se apeaba en el bus: una madre y una hija (supongo que marroquíes) que iban sin velo y esta visión la he enlazado con la gran diferencia en el estilo de vida entre las culturas cristianas y las musulmanas. He pensado también si estas señoras no sufrirán algún tipo de presión social de sus coetáneos por el hecho de no ir cubiertas.

También han subido en el bus una pareja de ecuatorianos. Tanto él como ella con una abundante cabellera. El talante de ambos y más el del varón se me antojaba que se parecía, en cierta manera al de los caciques incas, más que nada por la expresión altiva de su rostro.

El viaje en el bus ha terminado a las 10:51. He invertido, por tanto, 33´en realizar el trayecto, que ya digo que me ha resultado cómodo.

El final de línea se ubica (los días festivos) en María Zambrano, al lado de la calle Pablo Iglesias. He decidido recorrer esa calle peatonal y como tenía un poco de frío y quería disfrutar también de un poco de ocio del barrio, me he metido en el café World Press cuya fachada y ambientación temática me ha parecido muy peculiar.

Ha sido todo un acierto. La camarera, supersimpática me ha dado los buenos días y sonriente me ha preguntado lo que deseaba. Un café con leche y un croissant, le he dicho. ¿A la placha o normal? me ha preguntado. Suponiendo que el "a la plancha" me iba a costar más caro y dada mi natural tendencia a "excusar" le he pedido un croissant normal.
He disfrutado saboreando el café con leche y el croissant mientras a mi lado un grupo de señoras vociferantes repasaban vida y milagros de no se sabe qué otras personas.

He pagado con mucho gusto a la camarera simpática que de nuevo me ha dirigido unas palabras agradables. No recuerdo con precisión, pero ha sido algo así como "que tenga buen día" que me ha hecho sentir bien.
Con anterioridad a la entrada a la cafetería ya había preguntado a un señor muy conciso por la ubicación de la iglesia del barrio y con breve expresión me había indicado que se situaba "detrás de esas casas blancas". Hacia allí me he encaminado y para mi sorpresa, al lado de la iglesia se encuentran el Colegio Hermanos Marx y el Instituto Tiempos Modernos. En el colegio trabaja Maite Arilla (me lo comentó en el viaje en AVE en el que coincidimos recientemente para ir a un funeral) y en el IES mi amigo Juan Antonio Planas, de orientador.

He llegado al edificio eclesiástico en el que se ubica la parroquia de San Andrés apóstol y ya he observado que la misa comenzaba a las 11. Aunque eran las 11:14 he pasado al interior del templo.

El panorama era muy distinto del domingo anterior. La iglesia moderna y amplia. El sacerdote calculo que rondaría los 45 años. Joven y con una poblada barba negra como el azabache. La media de edad de los feligreses la situaría en unos 65-70 años. Sólo he visto a dos jóvenes entre los, aproximadamente 76 asistentes que he contabilizado.

La misa se ha oficiado a velocidad de crucero. Ante mí iban desfilando cánticos y oraciones y, entre otras cosas me ha sorprendido que al iniciar el rezo del Padrenuestro un grupito que se situaba delante, cerca del altar, se ha cogido de la mano formando una pequeña cadena. Al acabar la oración la cadeneta se ha deshecho y la cosa ha seguido como siempre.

También me ha llamado la atención una señora que era la encargada de indicar al auditorio el cántico que se iba a iniciar. También ella iba un poco "a reacción" pues cantaba muy deprisa y creo que al resto del público no le daba tiempo para leer, entonar y seguir el acelerado curso del eclesial salmo.

El joven cura se ha ventilado la misa en media hora. No ha habido homilía y sólo al final, antes del "podéis ir en paz" se ha dirigido a los feligreses para recordarles que el próximo domingo habrá un "café tertulia" sobre un tema del que no me he enterado muy bien. También ha recordado que el día 6 es del día de reyes y que si nos habíamos portado bien, nos traerían regalos. Este piadoso e inocente comentario también me ha llamado la atención teniendo en cuenta la edad del público asistente.

He salido de la iglesia y he retornado de nuevo caminando hacia mi casa por las tranquilas y silenciosas calles peatonales del ACTUR.

Al pasar por un parque que hay en Valle de Broto, enfrente de Kasán, he tomado una foto indicadora de la falta de civismo de algunos elementos de esta ciudad. Finalmente, a las 12:18 retornaba de nuevo a mi domicilio, agradeciendo el calorcillo de la calefacción en esta fresca mañana de enero-2010. He invertido pues, tres horas en esta actividad y debo decir que me han cundido casi como tres días puesto que entre los pensamientos y las impresiones que iban circulando por mi mente, en varias ocasiones he perdido la conciencia del tiempo.

Tanto el recorrido como el café con leche y el croissant han producido en mí un efecto euforizante que, de nuevo me confirma la idea de que pasárselo bien, como disfrutar de las cosas depende más de tu estado mental que del dinero que inviertas.
El resto de las fotos que he tomado en el día de hoy pueden verse en este hiperenlace fotero: http://picasaweb.google.com/rutaviva2/Linea23##










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