No he dormido muy bien esta noche. El bocadillo de avestruz que me tomé en "La Orkídea Negra" en compañía de RM y los Planas me ha hecho dar vueltas y más vueltas en la cama. Me pregunto cómo me habría sentado el bocadillo de ñú, el de cebra o el de antílope. La idea del negocio es buena y exótica. El local está muy bien decorado y la música cuidada pero ya que se ponen en plan creativo creo que tendrían que cuidar más el pan y las salsas.
A pesar de ello, siguiendo el "principio de normalización" he saltado de la cama sobre las 9:20, me he tomado por desayuno un plátano y una manzana; me he pertrechado de dos mandarinas para el camino y a las 9:35 salía de casa dispuesto a realizar un recorrido que a mí me parecía más exótico que los anteriores.
Me he encaminado por el Parque de Oriente hacia el azud del Ebro y una vez lo he cruzado, me he dirigido hacia el principio de la línea 24 situada en Echegaray y Caballero. Por el camino me he encontrado con bastantes viandantes y me ha llamado la atención un matrimonio bastante mayor, bajitos los dos que muy voluntariosamente caminaban con paso vivo por el parque. Este pensamiento lo he enlazado con la variedad de conductas del ser humano, siendo una de ellas la de desafiar el mal tiempo y practicar ejercicio físico que se supone que es bueno y saludable.
Al cruzar el azud prácticamente ya se veía el bus 24 esperando en su parada. He dudado si correr para tomarlo cuanto antes o bien hacer unas fotos del inicio de la parada. Al final he optado por las fotos y esa pequeña inversión de tiempo ha supuesto que perdiera ese bus. Me he cerciorado en el panel informativo que el siguiente pasaría entre los 9 y los 11 minutos, así que he decidido dar un paseo por el barrio de Las Fuentes y "supervisar" las obras de un aparcamiento que están construyendo al final de la calle Salvador Minguijón en su confluencia con Echegaray y Caballero.
Finalmente he tomado el bus 24 al comienzo de línea y, como siempre, pocas personas y todas ellas más bien mujeres mayores y algunas inmigrantes ocupaban o han ido ocupando el bus en sus primeras paradas.
El autobús era de una sola pieza (no era articulado) y por un momento he pensado tomar algunas fotos exteriores del recorrido pero la suciedad de las ventanas me ha hecho desistir de la iniciativa.
He tomado el bus a las 9:53 pero se me ha olvidado controlar la hora de llegada a Valdefierro. Aún así, me ha dado la impresión de que esta línea realiza un recorrido muy largo hasta llegar a su destino en la calle Tulipán. Es curioso pero este nombre me ha recordado más a la flor que a la margarina que con tanto empeño publicitario nos vendían en mis años de juventud.
La parada está cercana a un parquecillo en el que ya muchos señores mayores jubilados comenzaban a ocupar aprovechando el abrigo y los primeros rayos de sol matutinos.
Como siempre, enseguida he preguntado a un señor por la iglesia y muy amablemente he ha indicado dónde se ubicaba. Con esa información en el bolsillo ya podía dedicarme con tranquilidad a visitar el barrio.
Inicialmente me he encaminado hacia el edificio eclesial y una vez localizada la torre he merodeado por los alrededores para encontrar la entrada al templo. Como no estaba claro por dónde se entraba, he decidido continuar mi periplo por el barrio y me he encaminado hacia la urbanización "Torre Pajaritos" en la que vive mi ex-compañera de Compensatoria Montse Salinas y su familia.
He dado un rodeo por la urbanización y he tomado algunas fotos. Se trata de una urbanización "cerrada" con una puerta que se abre desde los vehículos que entran y salen y también se puede acceder a través de una puerta para peatones llamando a la casa a la que vas.
Me agradaba también el silencio que se respiraba en el ambiente. Esta sensación me ha conducido a pensar si es mejor vivir en urbanizaciones tranquilas y sin ruido (pero apartadas del centro de la ciudad) o mejor en un entorno más céntrico y con más movimiento comercial.
A mí que siempre me ha gustado la tranquilidad, la primera opción es la que siempre me ha llamado la atención, pero actualmente reconozco que la compañía y el estímulo social, el hecho de rodearte de establecimientos y negocios que están vivos y en los que la gente entra y sale, creo que resulta también muy gratificante.
He llegado hasta el Canal Imperial a su paso por Valdefierro y he recorrido unas obras de acondicionamiento y canalización de aguas que, supongo son el preámbulo del posible enlace atravesando el canal del barrio de Valdefierro con el de Montecanal.
He retornado a la iglesia con la intención de averiguar la entrada a la misma y como me he encontrado con la puerta cerrada y sin ninguna información sobre las misas, me he dirigido a un edificio anexo en el que ponía Cáritas con la idea de averiguar a qué hora empezaba la misa.
Me ha atendido un señor y me ha indicado que creía que la misa era a las 12 (en ese momento serían las 11:05). "En todo caso, pregunte arriba que están ensayando unos jóvenes con las guitarras". He subido y preguntado y, muy amablemente, me han confirmado que la misa empezaba a las 12.
Tenía un poco de frío y me apetecía tomar algo, así que he recorrido 3 bares-cafeterías que no me han resultado precisamente acogedores. Todos tenían un denominador común: el humo que generaba un ambiente espeso y sin ningún encanto. Finalmente he encontrado el bar Stylo en la Calle Federico Ozanan y allí he entrado.
La camarera tenía un aire entre místico y displicente. Rondaría los 40 y con buen tipo. Me ha servido el café con leche y el croissant y ambas cosas me las he tomado mientras con el rabillo del ojo espiaba a un señor que leía el Heraldo para ver si me hacía con él. Anteriormente ya le había preguntado a un joven que tenía en su mesa otro Heraldo pero sin más contemplaciones me ha comunicado que era suyo, no del bar.
Tanto el croissant como el café con leche me han sabido buenísimos, pero como todavía eran las 11:35 he decidido salir y dar otro garbeo por las calles del barrio. Ya había observado que varias calles tenían nombre de planetas o de constelaciones y esta información la he completado y ampliado en mi nuevo recorrido.
Debo decir que yo que soy tan aficionado a la astronomía me he dado cuenta que tendré que memorizar algunos parámetros de los objetos estelares que tanto me apasionan. Por ejemplo, recuerdo que intenté memorizar el diámetro de la tierra y el de los planetas del sistema solar pero ahora no los recuerdo. Tampoco sé mucho sobre el antiguo zodíaco y las constelaciones aunque, como digo me apasionan los últimos descubrimientos sobre planetas extrasolares (ya tenemos localizados 404), génesis estelar, agujeros negros, enanas marrones, estrellas de neutrones, sondas espaciales, etc.
Así es que me he dedicado a fotografiar las placas de las calles que hacen alusión a algún astro o constelación. Recuerdo haber fotografiado la calle Antares, Boyero, Marte, Pléyades y muchas más que me han interesado y guardo en Picasa.
Ya se hacían las 12 y he retornado a la iglesia. Efectivamente, las puertas de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes estaban abiertas y todo preparado para iniciar la celebración.
El ambiente que se respiraba era de animada agitación. Mucha variedad en la edad de los fieles y templo ocupado en unas 3/4 partes de su capacidad. Yo he contabilizado, así por encima, unos 100 asistentes a la misa.
He tomado una revista parroquial y otra de la diócesis y he ocupado mi puesto en un banco. De todas las misas a las que he asistido hasta ahora, esta me ha parecido la más original. Los oficiantes (un cura joven que alargaba las "eses" y su ayudante, un cura más mayor de aspecto oriental) constituían un dúo bastante exótico. A la derecha un coro de jóvenes entonaba canciones religiosas acompañados de las guitarras y otros instrumentos que no sé denominar y como complemento, a la izquierda una gran pantalla ubicada a media altura, con marco de aluminio y estética de los años 70, mostraba las letras de los distintos cánticos litúrgicos. La idea me ha parecido muy original y, además, se podía leer desde todos los ángulos del templo.
He musitado alguno de los cánticos apoyado en el singular recurso audiovisual al mismo tiempo que pensaba en la necesidad urgente de renovación de la iglesia católica si quiere mantener su clientela. ¿Por qué no aprovechar la estructura y las dimensiones de las iglesias para ofrecer a los fieles algún complemento divino audiovisual? Probablemente muchos niños y jóvenes encontrarían más accesible y comprensible el mensaje pastoral mediante un lenguaje icónico al que están más acostumbrados que a través del consabido sermón dominical del cual (estoy seguro) desconectan con rapidez.
Estaba yo inmerso en estos pensamientos cuando se ha obrado el prodigio: un ayudante del sacerdote ha proyectado en pantalla el escritorio de Windows y a continuación ha pulsado el botón de iniciar de un vídeo de Youtube extraido a su vez de ETB. La voz amplificada del vídeo también se escuchaba (no con mucha claridad) en el interior de la iglesia.
El vídeo duraba unos dos minutos y en él se mostraba un pasaje de una comedia en la que el hijo de unos padres ateos les dice que él es católico (para desesperación de sus progenitores). Después de mucho insistir el hijo en las bondades de su elección, sale otro hermano de su habitación con un libro en la mano, que resulta que es el corán para comunicarles a sus padres que él (el segundo hermano) ha decidido ser musulmán. Aquí la desesperación de los padres alcanza su cénit y con el aditamento de unas risas de fondo, el vídeo ha terminado.
He esperado hasta la homilía para ver cómo se desempeñaba el sacerdote de las "esessssss" finales y me ha decepcionado el hecho de que la leyera. Ha hecho alguna alusión al vídeo pero enseguida ha entrado en materia con el tema del bautismo de Jesús y por extensión el bautismo en general.
Por mucho que he intentado seguir el hilo de la argumentación, no he sacado nada en claro. No quiero ser soberbio, pero si yo no me enterado mucho, imagino que el resto de los fieles no han captado mucho más.
Terminada la homilía, he decidido abandonar el templo y desplazarme caminando hasta la parada del 24. El viaje de regreso ha sido muy rápido. En la Avenida de Madrid he hecho el trasbordo a la línea 21 que va hasta el Paseo de Longares y, luego, en el Coso Bajo, de nuevo he mudado de vehículo y he tomado el 32 hasta la calle Pascuala Perié.
De vuelta a casa, todavía me ha quedado tiempo de hacer unas fotos a la Academia Barandal y al letrero de la empresa de extraescolares Activalia. Fueron el 2º y 3º negocios respectivamente que montamos hace ya unos años y que, después de venderlos, todavía siguen funcionando.
Al entrar en casa he agradecido el calorcillo de la calefacción. Rosa Mary ya estaba preparando la comida y las niñas y los abuelos con sus ocupaciones respectivas. "Todo en orden" he pensado. Parecía que volvía de otro universo y como en anteriores ocasiones las tres horas-tres horas y media de la salida se me han antojado casi como tres días.
A pesar de ello, siguiendo el "principio de normalización" he saltado de la cama sobre las 9:20, me he tomado por desayuno un plátano y una manzana; me he pertrechado de dos mandarinas para el camino y a las 9:35 salía de casa dispuesto a realizar un recorrido que a mí me parecía más exótico que los anteriores.
Me he encaminado por el Parque de Oriente hacia el azud del Ebro y una vez lo he cruzado, me he dirigido hacia el principio de la línea 24 situada en Echegaray y Caballero. Por el camino me he encontrado con bastantes viandantes y me ha llamado la atención un matrimonio bastante mayor, bajitos los dos que muy voluntariosamente caminaban con paso vivo por el parque. Este pensamiento lo he enlazado con la variedad de conductas del ser humano, siendo una de ellas la de desafiar el mal tiempo y practicar ejercicio físico que se supone que es bueno y saludable.
Al cruzar el azud prácticamente ya se veía el bus 24 esperando en su parada. He dudado si correr para tomarlo cuanto antes o bien hacer unas fotos del inicio de la parada. Al final he optado por las fotos y esa pequeña inversión de tiempo ha supuesto que perdiera ese bus. Me he cerciorado en el panel informativo que el siguiente pasaría entre los 9 y los 11 minutos, así que he decidido dar un paseo por el barrio de Las Fuentes y "supervisar" las obras de un aparcamiento que están construyendo al final de la calle Salvador Minguijón en su confluencia con Echegaray y Caballero.
Finalmente he tomado el bus 24 al comienzo de línea y, como siempre, pocas personas y todas ellas más bien mujeres mayores y algunas inmigrantes ocupaban o han ido ocupando el bus en sus primeras paradas.
El autobús era de una sola pieza (no era articulado) y por un momento he pensado tomar algunas fotos exteriores del recorrido pero la suciedad de las ventanas me ha hecho desistir de la iniciativa.
He tomado el bus a las 9:53 pero se me ha olvidado controlar la hora de llegada a Valdefierro. Aún así, me ha dado la impresión de que esta línea realiza un recorrido muy largo hasta llegar a su destino en la calle Tulipán. Es curioso pero este nombre me ha recordado más a la flor que a la margarina que con tanto empeño publicitario nos vendían en mis años de juventud.
La parada está cercana a un parquecillo en el que ya muchos señores mayores jubilados comenzaban a ocupar aprovechando el abrigo y los primeros rayos de sol matutinos.
Como siempre, enseguida he preguntado a un señor por la iglesia y muy amablemente he ha indicado dónde se ubicaba. Con esa información en el bolsillo ya podía dedicarme con tranquilidad a visitar el barrio.
Inicialmente me he encaminado hacia el edificio eclesial y una vez localizada la torre he merodeado por los alrededores para encontrar la entrada al templo. Como no estaba claro por dónde se entraba, he decidido continuar mi periplo por el barrio y me he encaminado hacia la urbanización "Torre Pajaritos" en la que vive mi ex-compañera de Compensatoria Montse Salinas y su familia.
He dado un rodeo por la urbanización y he tomado algunas fotos. Se trata de una urbanización "cerrada" con una puerta que se abre desde los vehículos que entran y salen y también se puede acceder a través de una puerta para peatones llamando a la casa a la que vas.
Me agradaba también el silencio que se respiraba en el ambiente. Esta sensación me ha conducido a pensar si es mejor vivir en urbanizaciones tranquilas y sin ruido (pero apartadas del centro de la ciudad) o mejor en un entorno más céntrico y con más movimiento comercial.
A mí que siempre me ha gustado la tranquilidad, la primera opción es la que siempre me ha llamado la atención, pero actualmente reconozco que la compañía y el estímulo social, el hecho de rodearte de establecimientos y negocios que están vivos y en los que la gente entra y sale, creo que resulta también muy gratificante.
He llegado hasta el Canal Imperial a su paso por Valdefierro y he recorrido unas obras de acondicionamiento y canalización de aguas que, supongo son el preámbulo del posible enlace atravesando el canal del barrio de Valdefierro con el de Montecanal.
He retornado a la iglesia con la intención de averiguar la entrada a la misma y como me he encontrado con la puerta cerrada y sin ninguna información sobre las misas, me he dirigido a un edificio anexo en el que ponía Cáritas con la idea de averiguar a qué hora empezaba la misa.
Me ha atendido un señor y me ha indicado que creía que la misa era a las 12 (en ese momento serían las 11:05). "En todo caso, pregunte arriba que están ensayando unos jóvenes con las guitarras". He subido y preguntado y, muy amablemente, me han confirmado que la misa empezaba a las 12.
Tenía un poco de frío y me apetecía tomar algo, así que he recorrido 3 bares-cafeterías que no me han resultado precisamente acogedores. Todos tenían un denominador común: el humo que generaba un ambiente espeso y sin ningún encanto. Finalmente he encontrado el bar Stylo en la Calle Federico Ozanan y allí he entrado.
La camarera tenía un aire entre místico y displicente. Rondaría los 40 y con buen tipo. Me ha servido el café con leche y el croissant y ambas cosas me las he tomado mientras con el rabillo del ojo espiaba a un señor que leía el Heraldo para ver si me hacía con él. Anteriormente ya le había preguntado a un joven que tenía en su mesa otro Heraldo pero sin más contemplaciones me ha comunicado que era suyo, no del bar.
Tanto el croissant como el café con leche me han sabido buenísimos, pero como todavía eran las 11:35 he decidido salir y dar otro garbeo por las calles del barrio. Ya había observado que varias calles tenían nombre de planetas o de constelaciones y esta información la he completado y ampliado en mi nuevo recorrido.
Debo decir que yo que soy tan aficionado a la astronomía me he dado cuenta que tendré que memorizar algunos parámetros de los objetos estelares que tanto me apasionan. Por ejemplo, recuerdo que intenté memorizar el diámetro de la tierra y el de los planetas del sistema solar pero ahora no los recuerdo. Tampoco sé mucho sobre el antiguo zodíaco y las constelaciones aunque, como digo me apasionan los últimos descubrimientos sobre planetas extrasolares (ya tenemos localizados 404), génesis estelar, agujeros negros, enanas marrones, estrellas de neutrones, sondas espaciales, etc.
Así es que me he dedicado a fotografiar las placas de las calles que hacen alusión a algún astro o constelación. Recuerdo haber fotografiado la calle Antares, Boyero, Marte, Pléyades y muchas más que me han interesado y guardo en Picasa.
Ya se hacían las 12 y he retornado a la iglesia. Efectivamente, las puertas de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes estaban abiertas y todo preparado para iniciar la celebración.
El ambiente que se respiraba era de animada agitación. Mucha variedad en la edad de los fieles y templo ocupado en unas 3/4 partes de su capacidad. Yo he contabilizado, así por encima, unos 100 asistentes a la misa.
He tomado una revista parroquial y otra de la diócesis y he ocupado mi puesto en un banco. De todas las misas a las que he asistido hasta ahora, esta me ha parecido la más original. Los oficiantes (un cura joven que alargaba las "eses" y su ayudante, un cura más mayor de aspecto oriental) constituían un dúo bastante exótico. A la derecha un coro de jóvenes entonaba canciones religiosas acompañados de las guitarras y otros instrumentos que no sé denominar y como complemento, a la izquierda una gran pantalla ubicada a media altura, con marco de aluminio y estética de los años 70, mostraba las letras de los distintos cánticos litúrgicos. La idea me ha parecido muy original y, además, se podía leer desde todos los ángulos del templo.
He musitado alguno de los cánticos apoyado en el singular recurso audiovisual al mismo tiempo que pensaba en la necesidad urgente de renovación de la iglesia católica si quiere mantener su clientela. ¿Por qué no aprovechar la estructura y las dimensiones de las iglesias para ofrecer a los fieles algún complemento divino audiovisual? Probablemente muchos niños y jóvenes encontrarían más accesible y comprensible el mensaje pastoral mediante un lenguaje icónico al que están más acostumbrados que a través del consabido sermón dominical del cual (estoy seguro) desconectan con rapidez.
Estaba yo inmerso en estos pensamientos cuando se ha obrado el prodigio: un ayudante del sacerdote ha proyectado en pantalla el escritorio de Windows y a continuación ha pulsado el botón de iniciar de un vídeo de Youtube extraido a su vez de ETB. La voz amplificada del vídeo también se escuchaba (no con mucha claridad) en el interior de la iglesia.
El vídeo duraba unos dos minutos y en él se mostraba un pasaje de una comedia en la que el hijo de unos padres ateos les dice que él es católico (para desesperación de sus progenitores). Después de mucho insistir el hijo en las bondades de su elección, sale otro hermano de su habitación con un libro en la mano, que resulta que es el corán para comunicarles a sus padres que él (el segundo hermano) ha decidido ser musulmán. Aquí la desesperación de los padres alcanza su cénit y con el aditamento de unas risas de fondo, el vídeo ha terminado.
He esperado hasta la homilía para ver cómo se desempeñaba el sacerdote de las "esessssss" finales y me ha decepcionado el hecho de que la leyera. Ha hecho alguna alusión al vídeo pero enseguida ha entrado en materia con el tema del bautismo de Jesús y por extensión el bautismo en general.
Por mucho que he intentado seguir el hilo de la argumentación, no he sacado nada en claro. No quiero ser soberbio, pero si yo no me enterado mucho, imagino que el resto de los fieles no han captado mucho más.
Terminada la homilía, he decidido abandonar el templo y desplazarme caminando hasta la parada del 24. El viaje de regreso ha sido muy rápido. En la Avenida de Madrid he hecho el trasbordo a la línea 21 que va hasta el Paseo de Longares y, luego, en el Coso Bajo, de nuevo he mudado de vehículo y he tomado el 32 hasta la calle Pascuala Perié.
De vuelta a casa, todavía me ha quedado tiempo de hacer unas fotos a la Academia Barandal y al letrero de la empresa de extraescolares Activalia. Fueron el 2º y 3º negocios respectivamente que montamos hace ya unos años y que, después de venderlos, todavía siguen funcionando.
Al entrar en casa he agradecido el calorcillo de la calefacción. Rosa Mary ya estaba preparando la comida y las niñas y los abuelos con sus ocupaciones respectivas. "Todo en orden" he pensado. Parecía que volvía de otro universo y como en anteriores ocasiones las tres horas-tres horas y media de la salida se me han antojado casi como tres días.
El resto de las fotos, disponibles en el enlace: http://picasaweb.google.com/rutaviva2/ValdefierroUnUniversoEnSusCallesLinea24##
ola papa!!muy buen blog, berta opina lo mismo, y cristina se expresa a favor de la mocion!!ala ala sigue con ese ahinco tan particular que te caracteriza...
ResponderEliminarcuriosa interpretación de mi barrio... me ha gustado. Si no fuera porque parece que fuiste en domingo, (por tu comentario de la parroquia a medio llenar, entre otros), hubiera pensado que el del periódico era yo, y a mí me sucedió algo similar desde el otro ángulo con el periódico de los jueves...
ResponderEliminarUn saludo y vuelve cuando quieras!