domingo, 21 de febrero de 2010

La clase acomodada nunca sale malparada. Línea 31

El día estaba más bien gris y una fina lluvia hacía honor a las previsiones metereológicas de ayer. Efectivamente, llovía por la mañana aunque no con muchas ganas.

La duda sobre si tomar o no el paraguas se ha solventado rápidamente al comprobar que en ese momento arreciaba. Eran las 9:16 y provisto de todos los elementos usuales de las mañanas domingueras, he salido de casa.

Los elementos a los que hacía referencia son:

- Monedero
- Llaves de casa y de la puerta de salida
- Móvil
- Cámara de fotos
- Gafas de ver de cerca
- Una manzana Royal Gala
- Una naranja que prometía ofrecerme mucho zumo
- Paraguas azul (sólo lo llevo en caso de lluvia)

El recorrido a pie ya lo había pergeñado también ayer. En lugar de ir hasta la Paz por el tercer cinturón, pasaría por el puente de la Unión y después de caminar un rato por la Avenida las Torres, a la altura de Jorge Coci giraría a la izquierda para salir a la Calle San José. El motivo del cambio de recorrido no ha sido otro que el pasar por lugares por los que hace tiempo no transito. Ya se sabe: la variedad y la novedad alimentan el espíritu. La monotonía lo adormece.

He pasado por lugares que antaño recorrí cuando estaba trabajando en el Equipo de Compensatoria con alumnos gitanos y cuando he llegado al Canal Imperial de Aragón, he tomado varias fotos de un pequeño y viejo puente de metal que, en su momento, servía para atravesar el canal desde La Paz al centro y viceversa.

Continuando mi recorrido he podido observar las viviendas situadas en la Rotonda de Pau, en la que, creo recordar, vivía una hermana de Joaquín Malo. Desde luego, estas viviendas están muy bien ubicadas: silencio en el ambiente y vistas muy agradables al parque. Tuvo mucho acierto al comprar su casa en ese entorno.

También he pasado por la Plaza de Alcobendas. Me imagino que el nombre se lo puso alguna monja de Madrid que, en su momento trabajaba en la escuela-puente para alumnos gitanos "La Quer Majarí Calí" que yo también conocí.

Había pensado realizar todo el recorrido a pie hasta el comienzo de la línea 31 pero, inesperadamente el autobús ha llegado a una parada que había cerca de donde yo pasaba, así que lo he tomado allí mismo.

Sin darme cuenta he tomado el bus en sentido contrario al que yo pretendía y se ha dirigido al comienzo de la línea en La Paz: cerca del nuevo cuartel de Policía Local situado en la rotonda que lleva a Puerto Venecia. Total, que he tenido que pasar otra vez el bono-bus aunque el inteligente aparato fechador ha identificado la operación como "trasbordo".

Comenzado pues el viaje en el lugar deseado, el recorrido se ha desarrollado sin ninguna incidencia especial que reseñar: viajeros incógnitos que entran y salen y desfile de calles, la mayoría de ellas conocidas, y muchos locales en alquiler por cierre de negocios.

Finalmente el autobús ha llegado a la calle Juan Pablo II y me ha dejado justo al lado de la iglesia de La Presentación de la Virgen por lo que no ha sido necesario preguntar a nadie por la ubicación de la parroquia.

En ese momento eran las 10:45 (las once menos cuarto) y he repetido el ritual de anteriores ocasiones: comprobar el horario de misas (y tomar la foto correspondiente) y dilucidar si me quedaba tiempo para tomarme algo. La misa empezaba a las 11:00 así que rápidamente he identificado una cafetería (La Vícora ) y allí me he dirigido para tomarme un croissant y un café con leche.

Por cierto, que no sabía que La Vícora es un pico de la base aérea del Frasno situado a 1.415 m. de altitud.

El ambiente de la cafetería y la atención del personal me han parecido muy adecuados. He observado que el talante y porte de la gente, el escaso humo en el ambiente y la ausencia de gritos, aspavientos o malos modales me estaban ofreciendo el reflejo del perfil medio de la gente de ese barrio (clase media-acomodada)

Sólo disponía de un cuarto de hora y lo he disfrutado saboreando el menú mañanero. He pagado (2,40 €) y todavía he dispuesto de tiempo para tomar unas fotos de la zona: el complejo parroquial, el banco de sangre y tejidos de Aragón y varios edificios nada singulares pero sí curiosos para mí.

Unas agudas notas de campanas de distintos tonos me han recordado que eran las 11 así es que he decidido entrar al templo.

La primera impresión correlaciona con el título de esta entrada: gente, en general, acomodada, en su gran mayoría personas de avanzada edad y edificio nuevo, amplio y moderno. He contado unos 350 asistentes. Es la primera iglesia que visito que dispone de unos grandes ventanales que dan a un frondoso jardín.

También me ha llamado la atención el énfasis con el que el sacerdote (también de edad avanzada) dirigía un ensayo de algunas canciones que se iban a entonar más adelante, énfasis casi exagerado que no encontraba una entusiama respuesta en los añosos feligreses. Un acólito, cerca del altar, acompañaba los preliminares con un armonium.

Nada más comenzar la misa, ya he intuido que iba a presenciar un oficio que iba a ser el contrapunto de lo que ví el domingo pasado en Casablanca.

Efectivamente, el cura se ha arrancado con una salutación cantada acompañada por la música artesanal del armonium en la que ha hecho un repaso de muchos santos de la iglesia española mientras los asistentes contestaban con un "ruega por nosotros" también cantado. La nómina de padres de la iglesia se me ha antojado bastante extensa y el formato, parecido a las letanías.

Varias señoras mayores han leido las sagradas escrituras (una de ellas del Deuteronomio) y luego el oficiante ha leído el evangelio que hoy trataba sobre las tentaciones de Jesús en el desierto. De hecho, un gran cartel ubicado en el lateral derecho lo recordaba.

No merece la pena que nos detengamos mucho en la homilía. La clásica adornada por el tímido reconocimiento de que también la iglesia católica ha podido caer en alguna tentación (la ostentación, por ejemplo).

Nada más acabar el sermón he salido disparado de la iglesia y tomado más fotos de lo que parecía ser un complejo urbanístico arzobispal en el que también están ubicadas las sedes de algunas organizaciones scouts.

No he perdido el tiempo y como ya estaba preparado un nuevo bus 31 en el disparadero de salida, lo he tomado con la sensación de que la jornada de hoy no había sido especialmente reseñable.

Me he apeado cerca de la plaza del Portillo para hacer el trasbordo y tomar el 32 y allí me he encontrado con que estaban realizando una escenificación conmemorativa de la capitulación de Zaragoza el 21 de febrero de 1809. Me he detenido para observar la lectura del texto de Casamayor exponiendo la situación de Zaragoza los días anteriores y el acta de la capitulación.

He tomado varias fotos de los llamativos uniformes y de los bien caracterizados figurantes (de curas, de heroínas, de pueblo llano...) Estos actos los han preparado y los desarrollan miembros de la asociación cultural "Los sitios de Zaragoza". He recogido también el boletín que edita la asociación que me ha parecido muy interesante.

Ha llegado el 32 y rápidamente me he visto en la calle Pascuala Perié que he recorrido desde su inicio en la Avenida Cataluña hasta la Avenida de la Jota.

Al pasar por la Plaza de la Albada he vuelto a sentir frío. No lo había reseñado pero hoy el día estaba frío además de lluvioso y las manos (y las orejas) las tenía heladas.

Finalmente he llegado a mi casa y de nuevo he vuelto a sentir el agradable calorcillo de la calefacción. Después de saludar a la familia, lo primero que he hecho ha sido ir al baño y allí, sin tasa de tiempo, ni distractores de ningún tipo he saboreado una pausada y tranquila lectura de El País.

Las fotos sobre esta línea están en el enlace:http://picasaweb.google.com/rutaviva2/LaClaseAcomodadaNuncaSaleMalparadaLinea31#

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