Contraviniendo el principio de normalización, hoy he realizado el recorrido en lunes. Obligaciones familiares (llevar a mi suegra a mitad de camino de Madrid) me impidieron ayer cumplir con el ritual del recorrido dominical y la consiguiente crónica.
Así es que la salida se ha producido a las 9:30 de la mañana. Procurando que no se despertara nadie, me he abastecido de una manzana y un plátano y sigilosamente me he plantado en la calle Miguel Asso desde donde ha dado comienzo, formalmente, mi aventura del lunes.
Del recorrido hasta San Juan de la Peña, sólo reseñaré los originales grafitis estampados por
anónimos autores en los muros de Hierros Alfonso. He tomado varias fotos de los que me han parecido más originales aunque todos ellos tienen, para mi gusto, el mérito de haber sido realizados por puro placer, sin ánimo lucrativo.
Enseguida he avistado la parada del 36 y, siguiendo el guión que me había trazado, lo he tomado dirección Valdefierro con la idea de realizar posteriormente el recorrido completo, en sentido contrario. Caras muy serias en el interior del autobús destilaban un invisible tufillo de melancolía cuando no de tristeza descarada y las nuevas incorporaciones en las siguientes paradas no han contribuido a mejorar la situación.
El autobús ha realizado un zigzagueante recorrido por estrechas callejuelas y la pericia del conductor era digna de hacerse notar ya que no ha ocurrido percance alguno. Después de muchas curvas, muchos semáforos y bastantes "ceda el paso" hemos arribado a la calle Tulipán -fin del trayecto- y rápidamente he desenfundado mi cámara para realizar las fotos de rigor.
En esta misma calle tiene su final de trayecto también la línea 22 que ya tuve ocasión de reseñar en crónicas anteriores. Así es que he aprovechado para realizar un rápido paseo por los aledaños y, sobretodo, supervisar unas obras que ya había visitado anteriormete en mi último recorrido por el barrio.
No había mucho más que ver y he optado por retornar y realizar el recorrido completo desde Valdefierro al Picarral. En esta ocasión "manejaba" -conducía- una conductora que destacaba por la suavidad con la que cambiaba de marcha y el cuidado con el que tomaba las curvas. El viaje se me ha hecho largo pero cómodo y cuando me he querido dar cuenta ya estaba en el camino de Juslibol que constituye el fin del trayecto.
Enseguida me he dirigido a un señor para interesarme por la parroquia y el hombre, muy amable, me ha encaminado a la nueva iglesia, de reciente construcción, ubicada en las cercanías de donde me encontraba.
En el rápido recorrido hasta la iglesia de Nuestra Señora de Nazaret he podido avistar también las instalaciones de Saica muy aparatosas pero silenciosas. La industria se halla cercada casi en su totalidad por construcciones residenciales y, la verdad, en los tiempos que corren, esta instalación creo que ahora no pega ni con cola.
Efectivamente, la iglesia todavía se encontraba en fase de terminación puesto que me he topado con la herramienta de varios operarios que por allí se encontraban trabajando. He visto el interior del templo, pero, claro, a esa hora de la mañana de un lunes no había misa. Me ha llamado la atención que el templo está enclavado en un complejo más amplio que, luego me he enterado, pertenece a las religiosas Siervas de Jesús.
Dando por finalizado el periplo religioso, me quedaba la parte lúdica y me he encaminado hacia la cafetería Sierra Nevada que parecía tener buena pinta. Efectivamente mi pronóstico se ha visto confirmado y allí he saboreado con tranquilidad mi café con leche, mi donut y mi Heraldo de Aragón.
Como en anteriores ocasiones, la mezcla del líquido elemento con el circular producto de repostería me ha levantado el ánimo y, enseguida me he lanzado a planear mil y un proyectos, todos ellos perfectamente viables mientras dura el influjo de la cafeina.
La vuelta a casa la he realizado a pie y todavía he podido dedicar unos minutos para visitar el centro cívico La Chimenea donde se va a ubicar el Cubit y, según me he enterado, el próximo miércoles día 31 se va a inaugurar. De nuevo nueva toma de fotos y, ya a paso más vivo, me he encaminado hacia mi casa.
He llegado sobre las 13:30 y, enseguida me han sido encomendados una serie de encargos mañaneros supongo que como "expiación" por el pecadillo de irme por libre un lunes por la mañana. He realizado los trámites con agrado y enseguida se ha hecho la hora de comer. Con gran fruición hemos devorado las viandas agradeciendo a la vida que nos permita disfrutar con estos pequeños placeres.
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