domingo, 11 de julio de 2010

Recorridos circulares. Línea Ci1

Retomando de nuevo el orden prefijado y establecido por TUZSA en su página informativa, hoy correspondía realizar el recorrido circular.

Se trata de una línea novedosa que surgió a raíz de la Expo y que, después, ha continuado prestando sus servicios a la ciudad.

Así es que, comenzando la excursión a las 9:00 de la mañana, he iniciado mi paseo adentrándome en la "zona de guerra" ubicada a la derecha del Puente de la Unión según se va desde La Jota hacia las piscinas cubiertas "Alberto Maestro". Y digo que es zona de guerra porque el panorama que ha quedado después del derrumbe parcial de las naves de la antigua zona industrial es, verdaderamente, peculiar: escombros por doquier sin orden alguno, cables colgando de ninguna parte, restos de conducciones de agua y eléctricas, pintadas de lo más variopinto, etc, configuran una zona cataclísmica en la que no ha quedado títere con cabeza.

Paseando por las destrozadas y desiertas calles del polígono me ha parecido trasladarme a Sarajevo o Irak. Si se quedaran allí definitivamente las ruinas, podríamos convertir el lugar en un centro de interpretación de los desastres de la guerra al que podrían acudir para su consternación los niños y adolescentes de los centros educativos. Otra utilidad práctica que se le podría dar a estas ruinas podría consistir en la realización de un ejercicio práctico por parte de ejecutivos y caballeretes de la banca donde la misión sería "poner orden en el caos" en un período de tiempo tasado con antelación.

También podría incluirse esta zona en los circuitos turísticos ofrecidos por el ayuntamiento, claro, que tendríamos que inventar un rimbombante nombre para esta ruta. ¿Que tal quedaría: RUTA DE LA ENTROPÍA?

Después de tomar una representación fotográfica de esa realidad, he subido la cuesta en vertical que me separaba desde el deshecho polígono hasta el Puente de la Unión, agarrando con fuerza espartos, hinojos y retamas para no caerme hacia atrás. Una vez en vía urbana civilizada, he recobrado la compostura y he continuado caminando con dignidad.

La marcha ha durado unos 30´ya que a la altura del Camino de las Torres, cerca ya del Hotel Boston, he decidido tomar el autobús circular que era el objetivo previsto para hoy.

Lo primero que he pensado es que podría estar dando vueltas indefinidamente ya que en esta línea no hay un comienzo y un final; todo el rato estamos dando la vuelta. Mi segunda reflexión es que cada vez somos más europeos ya que el acento que anteriormente se ponía en los trasportes para pagar el recorrido, ha quedado difuminado en aras al buen servicio a los viajeros. Así es que, me he aposentado en un lugar protegido del sol y dispuesto a disfrutar de un agradable paseo por el anillo que dibuja el recorrido del Ci1.

Hemos recorrido Camino de las Torres, luego Gascón de Gotor, Luis Vives, Fernando el Católico, Vía Univérsitas, Estación Delicias, Zona Expo, Valle de Broto, Marqués de la Cadena y, finalmente retornado de nuevo a Camino de las Torres. La duración total del paseo ha sido de 45 minutos que se me han hecho muy agradables pues el vehículo contaba con buena refrigeración. El autobús ha circulado pausada y tranquilamente, de manera que recomiendo esta ruta para el que quiera disfrutar de una panorámica general de la ciudad a aun precio muy económico.

Al apearme en Camino de las Torres, me he dirigido hacia el antiguo canódromo y luego, cruzando el río Huerva por el puente de madera, he decidido acercarme hasta el Museo de Zaragoza que, aunque ya lo he visitado en otras ocasiones, siempre me resulta sorprendente.

Muy cuidada y limpia la entrada al museo. Los conserjes y personal del centro muy amables. Me han facilitado la entrada (gratuita) y también dos folletos: uno sobre Cesar augusta, la casa de los Hispanorromanos y otro sobre Goya.

El recorrido se inicia con la visualización de una muestra de pintura gótica. En las paredes cuelgan cuadros con distintas representaciones de la virgen, santos y lo más granado del clero de la época. Mi primer pensamiento ha ido dedicado a la multitud de artistas y orfebres que invirtieron pacientemente su tiempo en reflejar secuencias y escenas de las sagradas escrituras ya que esta temática ha sido fundamental durante una gran parte de la historia de la humanidad civilizada. Quizás si ese tiempo se hubiera invertido en mejorar las condiciones sociales de los más desfavorecidos o en profundizar en la investigación empírica de los distintos males y enfermedades que en aquellas épocas asolaban a sus habitantes, otro gallo les hubiera cantado.

De esta primera estancia se sale y hay que pasar por el patio del museo en el que se observan innumerables escudos de armas tallados en piedra y también varias lápidas sepulcrales de prohombres de la época. Todos ellos debieron vivir con intensidad sus vidas pero ahora sólo nos queda el recuerdo de una breve referencia tallada en mármol. Ese pensamiento me ha sobrecogido suavemente aunque enseguida me he sobrepuesto. También se conservan distintos elementos de construcciones ya desaparecidas como portadas, arcadas, adornos con diferentes motivos, etc.

Pasamos luego a la exposición Caesar Augusta, la casa de los hispanorromanos y aquí se visualiza un muestrario bastante amplia de lo que fue la presencia romana en nuestra comunidad. Me ha llamado especialmente la atención lo populares que eran las villas de tipo peristilo y desconocía que esa palabra hace referencia a las columnas que, a modo de porches creaban un ambiente de tranquilidad y sosiego en las estancias residenciales.

Las otras secciones de la muestra son: Vivir en la ciudad, La casa de Orfeo, Vivir extramuros de la villa, Rostros de Roma: retratos, Rostros de Roma: divinidades e Interiores. Un importante número de vasijas y objetos de distinto jaez nos indican así mismo lo adelantada que era la sociedad romana de la época. Un detalle de un mosaico en el que se lee "Cave Cane" expresa también la afición de los romanos por la rotulación de aquellos eventos y circunstancias que les parecían de interés.

Viene después la sala de "Antiguedad" donde se exponen objetos que abarcan unos 140.000 años (desde el cuaternario, en el paleolítico inferior). Ni que decir tiene que la muestra es, necesariamente incompleta ya que sólo se muestran objetos y restos que, de manera fortuita en muchas ocasiones, se han ido recogiendo a lo largo de los años. De nuevo los fragmentos de vasijas, cerámicas y objetos de caza o de guerra componen una mínima muestra de lo que fue la vida en aquellos años. He apreciado especialmente un dispositivo visual y sonoro en el que se visualizan los caracteres escritos de las lenguas íbera, celtíbera y latina. Pulsando en cada uno de los idiomas, la máquina lee automáticamente el texto y reproduce cómo se cree que sonarían distintas frases en estos idiomas. Aunque sólo se trate de una aproximación hay que agradecer al museo que nos deleite con el encanto del sonido de estas lenguas fósiles que en su momento también sirvieron para expresar amores, desencantos, emociones y proyectos.

Luego se pasa a la sala de Goya. Aquí la visita ha sido más detenida por la perfección de la obra del artista en muchos matices de sus famosos retratos. Sobretodo son de admirar los del Duque de San Carlos, el del rey Carlos IV y el de su esposa la reina Maria Luisa fechados en 1789 aunque todas las obras que se muestran no tienen desperdicio. De nuevo he echado en falta mis lunettes para poder apreciar con precisión las pinceladas del genial pintor aragonés.

Una rápida visita a la sala oriental y a distintas obras del siglo XX han supuesto el colofón de este interesantísimo periplo.

He descendido por la amplia escalinata que da acceso a las estancias superiores y, a continuación he salido de nuevo al exterior. Afuera el calor apretaba y yo también he apretado el paso en dirección al Paseo Independencia y luego camino de la Calle San Jaime.

Aún me ha quedado tiempo de hacer un alto en la pastelería "Fantoba", muy bien decorada y mostrando una gran variedad de dulces en su escaparate. Allí he adquirido una rosquilla tipo "Gloria" y, de paso una cajita de dulces tipo gominola pero muy selectos.

Sin embargo la calidad de los dulces no ha cubierto las expectativas que yo había depositado en ellos. El hojaldre de la "gloria" estaba un poco reseco y los dulces-gominolas bastante empalagosos. Así es que, de momento, la pastelería de la calle Canfranc se lleva la palma.

Vuelta a casa por el puente de Hierro y también he pasado por la papelería del Camino del Vado a comprar El País. El señor muy amable porque ya me conoce. En su momento adquirí en este establecimiento toda la colección de "Teo" por duplicado, para mis dos niñas.

Cerca de casa el calor ya se iba haciendo insoportable por lo que he agradecido el saludo del aire acondicionado. Por otra parte he lamentado internamente que tengamos que recurrir a estos medios contaminantes para mejorar nuestro hábitat.

En casa todo el mundo muy nervioso con la final de la copa de España y ahora que finalizo mi crónica, lo hago con la enorme alegría de alguien que no es aficionado al fútbol pero que me he metido de lleno en este mundillo desde los partidos de cuartos de final. AHORA SÍ QUE PODEMOS DECIR QUE SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO.

Las fotos pueden cotillearse en: http://picasaweb.google.com/rutaviva2/RecorridosCircularesLineaCi1##

1 comentario:

  1. !!!Cuanto encanto tiene el museo provincial¡¡¡, ahora dicen que pronto conectarán,con una pasarela, la escuela de artes y el museo, pienso que será grandioso el cúmulo de arte.

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